Casi todos los días aparece en los medios de comunicación alguna noticia relacionada con la problemática situación del Medio Oriente. Esto hace que muchos se pregunten: ¿Cuál es la razón de tantos conflictos? Indudablemente, es muy difícil responder a este interrogante, ya que la región se encuentra atravesada por múltiples dificultades. Sin embargo, existe la posibilidad de analizar alguna de sus aristas y a partir de allí, comenzar nuestro abordaje.
Vastas áreas del territorio que conocemos como Medio Oriente, estuvieron ocupadas durante más de 400 años por el Imperio Otomano, quien lo dividió en administraciones locales. Sin embargo, laPrimera Guerra Mundial trajo consigo la caída de los “Grandes Imperios” y, tanto franceses como ingleses -que ya habían ocupado otras zonas cercanas durante las últimas décadas del siglo XIX- aprovecharon la oportunidad para obtener el control de la región.
Por medio de un tratado secreto conocido como “Sykes-Picot” por el nombre de los funcionarios que lo negociaron (Mark Sykes y François Georges-Picot), Francia y Gran Bretaña se dividieron sus áreas de influencia con el objetivo de ocupar espacios geoestratégicos y puertos, fundamentales para el comercio mundial.
Después de casi un año de negociaciones, el tratado fue firmado el 16 de mayo de 1916 y divulgado un año después. Las potencias trazaron líneas fronterizas arbitrarias que, más adelante, condujeron a la creación de los países que hoy conocemos. Gran Bretaña se quedó con el control de las áreas desde la línea de la costa del Mar Mediterráneo hasta el Río Jordania, incluyendo Jordania, el sur de Irak y los puertos de Haifa y Acre. Por su parte, a los franceses les tocó el sureste de Turquía, el norte de Irak, Siria y Líbano.
Estas divisiones se asentaron y fortalecieron a través del sistema de mandatos establecido por el artículo 22 del Tratado de Versalles. De esta manera, se le entregaba oficialmente la administración de estos territorios a las potencias vencedoras. La zona de Palestina fue otorgada a los ingleses, aunque el acuerdo Sykes-Picot no lo había establecido. El gobierno británico eligió como representante a Herbet Samuel -quien apoyaba el proyecto sionista- quien ya en 1914, había sugerido que se hiciera en esa zona un hogar para los judíos. En la década de los ’40 tanto franceses como ingleses abandonaron la región. Sykes-Picot tuvo profundas consecuencias sobre Medio Oriente, pues estableció límites políticos que nada tenían que ver con la identidad de los pueblos que lo habitaban.
En la actualidad, Siria vive una guerra civil despiadada que ha sacudido a la región y ha lanzado a millones de refugiados hacia Europa. La organización ISIS ha tomado parte del territorio de Siria y de Irak, donde ha proclamado la creación del Estado Islámico. El caos aún gobierna a Irak, el conflicto entre israelíes y palestinos se mantiene vigente y los intereses de las grandes potencias complican aún más este escenario.
Muchos especialistas estiman que los acuerdos de Sykes-Picot no sólo no contribuyeron a resolver los conflictos de esa coyuntura histórica sino que además, fueron el germen de una serie de trastornos políticos, sociales y culturales que se proyectaron en el tiempo y en el espacio. Según ISIS, estos acuerdos están muertos. Una afirmación retórica que intenta ocultar un hecho inobjetable: estos acuerdos fueron el basamento sobre el que se articularon las relaciones de los pueblos del Medio Oriente. Una relación que, a la luz de los aconteci-mientos, es compleja, desequilibrada y profundamente conflictiva. En otras palabras, el legado de Sykes-Picot sigue vivo y, de alguna manera, continua perturbando la convivencia colectiva en una región que fue la cuna de grandes civilizaciones; una región que hoy es una de las más pobladas y más diversas del planeta.
Jessica Eliana Petrino
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
Instituto de Relaciones Internacionales – U.N.L.P. – 2016
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