Por: Sol Aldonate
En el marco de la miseria tras la destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, el Viejo Continente constituía el caldo de cultivo ideal para la expansión comunista. A fin de evitar dicho peligro, los Estados Unidos lanzaron un programa que se implementaría a través de un esquema doble: una fase económica, el Plan Marshall, y una fase política, la Doctrina Truman.
Su ejecución constituye la primera manifestación
importante de la estrategia norteamericana de “contención” del comunismo
durante la Guerra Fría. Esta doctrina marcaría la política exterior de los EEUU
hasta los años 60, cuando sería reemplazada por la política intervencionista.
El presidente Harry S. Truman
pronunció un discurso ante el Congreso el 12 de marzo de 1947 donde afirmó: “la política de Estados Unidos debe ser
apoyar a los pueblos libres que están resistiendo intentos de agresión de
minorías armadas o presión exterior". Dicho discurso tenía por
objetivo ejecutar un programa de ayuda a Grecia y Turquía valuado en 400
millones de dólares; su objetivo era enviar efectivos militares y colaboración
económica a esos países. De hecho, estos Estados venían soportando acciones de
infiltración y presión por parte de la Unión Soviética, que pretendía establecer
un sistema de coparticipación en el control de los estrechos marítimos del
Bósforo y los Dardanelos que estos países dominaban. Más allá de estas argumentaciones,
el fin último de la URSS era emplear la guerra civil para dominar a Grecia y
luego extenderse por el resto de los continentes, sometiendo e incorporando
territorios a su bloque.
En
1946, había estallado la Guerra Civil Griega que se prolongó por tres años. Los
ingleses habían notificado a la Casa Blanca de su incapacidad para continuar
apoyando al gobierno griego contra las guerrillas comunistas búlgaras que
habían ingresado al territorio. Tampoco podían seguir sosteniendo a Turquía.
En esta oportunidad, Truman contó
con el apoyo de republicanos
aislacionistas, como el senador Arthur Vanderberg, quien aconsejó al presidente
que, para lograr el apoyo del Congreso, debía “asustar al pueblo
norteamericano”. “Cada nación debe elegir
entre dos formas de vidas alternativas: régimen democrático o terror
comunista". La democracia, la vigencia de las instituciones
republicanas, el imperio de la voluntad mayoritaria, el gobierno
representativo, las elecciones libres, la garantía de la libertad individual,
el respeto de la comunidad internacional bajo los principios de la ONU, o la
voluntad impuesta bajo el terror de una minoría, el poder de opresión del
círculo gobernante, la violación de los derechos humanos fundamentales, las
elecciones manipuladas para la designación de dirigentes, prensa y radio
controladas, total supresión de las libertades personales.
El mensaje tuvo éxito y fue
catalogado por los medios y por el público como la Doctrina Truman. Logró la
aprobación del Congreso en mayo del mismo año e inclinó la balanza a favor del
ala norteamericana.
Las opiniones en torno a su
aplicación fueron diversas. Algunos especialistas consideraron que la actuación
del presidente Truman marcó un punto clave que le permitió a los Estados Unidos,
debilitar la expansión soviética por medio de la consolidación de gobiernos
nacionales en zonas estratégicas del mundo, tales como el Mediterráneo
Oriental. Otros, al contrario, afirmaron que ocultó los elementos críticos y
específicos de la situación griega, aceleró la respuesta militarista a la
amenaza soviética y fue la piedra angular para asegurar un espacio cómodo para la
intervención militar en cualquier punto del globo.
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