Por Jessica E. Petrino
El 12
de noviembre de 1982, dos días después de la muerte de su predecesor, Leónidas
Brezhnev, Yuri Andropov fue nombrado Jefe Supremo del Partido Comunista de la
Unión Soviética (PCUS). Con 68 años de edad, Andropov asumió el liderazgo del
bloque soviético tras 18 años del gobierno de Brezhnev, que marcó a la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por la invasión a Afganistán y el
choque político-ideológico con Estados Unidos.
Antes
de su llegada a la máxima magistratura de su país, Andoprov fue embajador de
Hungría en 1957 durante la ocupación soviética; más adelante, formó parte de la
Secretaría del Comité Central entre 1962 y 1967. Posteriormente, se mantuvo al
frente de la presidencia de la KGB por más de 15 años. En 1973, accedió con
plenos derechos al Politburó, la máxima instancia de poder en la URSS. En mayo
de 1982, comenzó a desempeñar tareas dentro del PCUS, que lo ayudaron a
posicionarse como sucesor del liderazgo soviético.
En su
discurso de asunción, Andropov se mantuvo dentro de la línea de pensamiento de
su antecesor y lanzó una crítica abierta hacia la política de Ronald Reagan, que
había atacado frontalmente al Kremlin. “Sabemos bien que es inútil implorar la
paz a los imperialistas. La paz sólo puede ser salvaguardada apoyándose sobre
la potencia indestructible de las Fuerzas Armadas soviéticas”, afirmó
históricamente en su discurso de asunción.
Su
breve gobierno dio continuidad a las políticas de su predecesor,
específicamente en la política exterior y en su relación con Estados Unidos. Sin
embargo, debido a una enfermedad renal que lo aquejaba desde años atrás, se
alejó del gobierno unos meses antes de morir el 9 de febrero de 1984.
Tras
quince meses como Secretario General, Andropov falleció sin alcanzar un sello
propio en la gestión de la Unión Soviética. Fue sucedido por Konstantin Chernenko.
Sin embargo, en 2015, Mijaíl Gorbachov confesó: “Antes de morir, Andrópov dejó
un informe escrito en el que me proponía a mí para encabezar el Politburó. Pero
Chernenko y sus colaboradores se escandalizaron y cortaron esa parte con una
tijera”.
¿Cuál
habría sido el destino de la URSS si la Perestroika hubiera existido unos años antes? “Tendríamos otro país”, sentenció
Gorbachov con vehemencia. El mundo de la Guerra Fría, y el futuro de muchas
generaciones, no habría sido el mismo.
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