martes, 14 de agosto de 2018

A 20 años del inicio de la Segunda Guerra de la República Democrática del Congo


Por: Maria Sofia Zelaya

En 1996, el general congoleño Laurent-Desiré Kabila, fundó el Partido de la Revolución del Pueblo (organización fuertemente influenciada por el maoísmo) cuyo único objetivo era derribar la dictadura impuesta por Mobutu Sese Seko desde 1995, en la Republica Democratica del Congo. Las sucesivas batallas fueron debilitando al dictador hasta que, en octubre de 1996, Kabila realizó un último golpe que duraría hasta marzo de 1997, mes en el que las tropas del líder del PRDP tomaron la capital congoleña Kinshasa y Mobutu huyo al exilio en Marruecos. Desde ese momento Laurent Kabila se autoproclamó Jefe de Estado de la Republica Democrática del Congo.
En 1998 dio inicio la Segunda Guerra del Congo que, aun con breves periodos de paz, se extendió hasta 2003 y sus consecuencias se hacen sentir hasta el día de hoy.
Las causas de la guerra son muy diversas, pero podemos estar seguros de que hay una en especial que fue la que  la detonó.
 El Congo tiene reservas exorbitantes de coltán, mineral compuesto por colombita y tantalita, de color negro y marrón muy oscuro, que se utiliza para fabricar productos electrónicos como microchips, ordenadores portátiles o teléfonos móviles. En el 2000, la empresa Sony presentó la Playstation 2 y la arrolladora demanda del producto provocó miedo a la escasez del mineral en los países que lo poseían. Brasil, Australia y Tailandia comenzaron a tambalear en la liquidez del coltán por lo que las multinacionales volcaron su interés en la Republica Democrática del Congo. Por la misma incertidumbre de la escasez, el coltán se cotizó en alza y pasó de costar 100 dólares el kilogramo a 300 dólares. Así, el tan codiciado mineral se convirtió en un objetivo estratégico y para obtenerlo, se justificaba el uso de cualquier medio. 
En la guerra hubo dos bandos. Por un lado, estaban las milicias rebeldes como el Movimiento de Liberación del Congo (MLC), el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) comandado por el general renegado Laurent Knunda, y la Coalición Congoleña para la Democracia (ACD). Estas milicias fueron fuertemente respaldadas por Ruanda, Uganda, Burundi, EEUU, el FMI y el Banco Mundial. Y, por otro lado, estaba el ejercito de la Republica Democratica del Congo con sus propias milicias, los Hutus y los mai-mai apoyados por Angola, Namibia, Zimbabue y Chad.
Los intereses del primer bando, comandado por las multinacionales sedientas de coltán, desataron un cruenta iniciativa y defensiva hacia las milicias del Congo.
La élite política ugandesa y ruandesa, lideradas por Yoweri Museveni y Paul Kagame, respectivamente, estuvo detrás de esta guerra. El gobierno de Ruanda, que se había introducido en tierras congoleñas con el propósito de capturar a los genocidas (1994), regresaba de nuevo con fines muy distintos. Incluso Estados Unidos consideró en aquella época la posibilidad de que sus aliados estuvieran involucrados en eso por dinero. Se creó el RCD. (Agrupación Congoleña por la Democracia), una milicia rebelde que, a pesar de su nombre, no era congoleña, sino ruandesa. Su objetivo: saquear los recursos naturales del Congo.
En 2001, Human Rights Watch informó de que las tropas de Ruanda en el Congo superaban a las congoleñas en una proporción de casi 4 a 1, que Ruanda controlaba un área superior a 15 veces a la misma Ruanda y que las afirmaciones de conflicto étnico eran una mera tapadera de la invasión al Congo.
Las guerras del Congo fueron guerras por delegación, donde los Estados Unidos utilizaron a Ruanda y Uganda para llevar a cabo los derrocamientos de las presidentes congoleños que no se ajustaban al perfil requerido para garantizar el control de los recursos por las multinacionales occidentales. A su vez Ruanda y Uganda utilizaron guerrillas proxis congoleñas para que no se notase demasiado que estaban invadiendo el Congo. Pronto se establecieron unos frentes de batalla que determinaron que casi todo el este del Congo con sus minas, quedara en poder de Ruanda, Uganda y sus guerrillas congoleñas proxis en una situación muy cambiante especialmente después del enfrentamiento militar entre Ruanda y Uganda que se disputaron las zonas de diamantes y oro; la mayor parte del coltán y la casiterita quedaron en manos de Ruanda. Las zonas más violentas fueron aquellas cercanas a las principales minas.
Naciones Unidas en su informe S/2002/1146 del 16 de octubre de 2002 dijo: “para los más de 20 millones de personas que viven en las cinco provincias de la región oriental de la República Democrática del Congo, el número de defunciones directamente atribuibles a la ocupación de Ruanda y Uganda puede estimarse entre 3 y 3,5 millones de personas”. Más recientemente, en julio de 2004, el Internacional Rescue Committee estimaría en 3,8 millones el número de muertes atribuibles directa o indirectamente a la guerra desde el año 1998.
Lo más escandaloso es que, durante aquel periodo, se produjo en la comunidad internacional un silencio absoluto a este respecto. Nadie admitía que Ruanda estuviera invadiendo el Congo en aquella época.
El 30 de junio de 2002 se firmó, en la ciudad sudafricana de Pretoria un tratado de paz que puso término a buena parte de los problemas entre Ruanda y la RDC. Los dos principales puntos del acuerdo fueron:
·         La retirada de 20.000 soldados ruandeses del territorio congoleño; y
·         El desarme de las guerrillas hutu interahamwe, uno de los actores principales del genocidio ruandés, todavía activas en el este del Congo.
El 17 de diciembre de 2002, en un día trascendental para la historia de la RDC, el Movimiento para la Liberación del Congo, la Asamblea para la Democracia Congolesa y dos de sus facciones, la oposición política, representantes de la sociedad civil y miembros de las milicias Mai-Mai firmaron el “Acuerdo Global e Inclusivo de Pretoria” que ponía término al conflicto y establecía un cronograma definido para la instauración de un sistema democrático en el país. Este acuerdo puso término formal a la Segunda Guerra del Congo.

lunes, 25 de junio de 2018

A 50 años. 05 de Junio de 1968. Más dudas que certezas: se cumplen 50 años del asesinato de Robert Kennedy

Por Lic. Jessica Petrino

            “Les doy las gracias a todos. Ahora nos espera Chicago. Vamos a ganar ahí”, así terminaba su discurso Robert Bobby Kennedy, tras ganar las primarias del partido Demócrata en California. Lo que no sabía es que unos pasos más adelante, sería asesinado. Era la madrugada del 5 de julio de 1968.
Resultado de imagen para muerte kennedy             El hermano de uno de los presidentes  más  populares de Estados Unidos - John F. Kennedy - había nacido el 20 de noviembre de 1925 en Brookline, Massachusetts. El séptimo de nueve hijos, manejó la campaña electoral que llevó a JFK a la presidencia y luego fue nombrado Fiscal General. Desde su cargo no solo fue la mano derecha de su hermano, sino que además tuvo un papel decisivo en la lucha contra el crimen organizado y la pelea por los derechos civiles en Estados Unidos. Tras el asesinato de John en 1963, Robert fue elegido senador por el Estado de Nueva York.
           A comienzos de 1968, Robert entró tarde a la contienda electoral de su partido. La elección clave para su carrera a candidato presidencial sería en California, ya que demostraría que contaba con el apoyo necesario dentro y fuera del partido.
          De esta manera, tras el discurso del triunfo, Robert se dirigió a otro salón del hotel Ambassador de Los Ángeles para encabezar una conferencia de prensa. En su paso por la cocina del edificio, mientras saludaba a partidarios y empleados, fue alcanzado por cuatro disparos. El tiro letal impactó en la cabeza de RFK por detrás de la oreja, atravesando su cerebro. Tras agonizar casi un día entero, Robert falleció a primera hora de la mañana del 6 de junio en el Hospital El Buen Samaritano de la ciudad californiana. Tenía 42 años, cuatro menos que su hermano John cuando también fue asesinado.
            Muchos interrogantes sin responder pesan aún hoy sobre el asesinato de Bobby. En el lugar de los hechos fue arrestado el palestino de nacionalidad jordana, Sirhan Sirhan, quien en la actualidad cumple su condena en California. Sin embargo, a pesar de parecer “un caso cerrado”, muchos analistas afirman que aunque Sirhan disparó esa noche, otra persona habría dado el tiro que terminó matando a Kennedy.
        Una de las pruebas más contundentes que probaría la teoría de un segundo tirador sería la evidencia balística que ratifica que los disparos realizados superaban la capacidad de la pistola que Sirhan tenía en su poder. En 2011, los abogados del condenado aportaron nuevas pruebas al caso: una grabación del periodista de la CNN Stanislaw Pruszynski en el que se pueden escuchar 13 disparos y una declaración médica en la que jordano asegura que no recuerda nada de esa madrugada. No obstante, el jurado descartó estos avances en enero de 2015 y nuevamente negó la libertad condicional a Sirhan.
         Cómo en otros aspectos de la vida del Clan Kennedy, el asesinato de Robert no se encuentra ajeno a polémicas. A medio siglo de su fallecimiento, quién mato a Bobby y por qué siguen siendo cuestiones a develar. Los servicios de inteligencia estadounidenses aún mantienen las investigaciones del caso con categoría clasificada y las dudas pesan más que las certezas. 

A años 90 años. 8 de Junio de 1928. Captura de Pekín por parte del Kuomintang durante la Guerra Civil china. El gobierno de Nankín pasa a ser reconocido internacionalmente como único gobierno legítimo de China.


Por Maria Emilia Hassan

             Durante el siglo XX, se dieron cambios trascendentales para China. En efecto, el milenario imperio, bajo la dirección de la dinastía Qing, daba sus últimos respiros frente a la composición de un nuevo orden: la fundación de una república parlamentaria, propiciado por el liderazgo de Sun Yat Sen.
Resultado de imagen para kuomintang               Sun era consciente de la debilidad militar de la nueva república pues, la mayor parte del ejército se mantenía leal al poder imperial de Pekín y Yuan Shikai mantenía su poder e influencia sobre el ejército de Beiyang. De esta manera, Sun se vio obligado a negociar con Yuan, a quien le ofreció el cargo de presidente de la república. Presionado por numerosos sectores del ejército, Yuan aceptó y forzó la renuncia del emperador Puyi.
             El objetivo de los nuevos líderes, era construir un país moderno que acabara con la inhóspita realidad de un mundo fragmentado y colonialista, acentuado por la presencia de los señores de la guerra, quienes actuaban al margen del poder legal.
       La república iniciaba sus primeros pasos hacia la articulación de las asambleas provinciales y el parlamento nacional, compuesto mayoritariamente por el partido de corte nacionalista, el Kuomintang.
          El nuevo presidente, buscando la celeridad, entendió que las discusiones en el parlamento demorarían su gestión, suscitando así  la reafirmación de la autocracia. De hecho, el presidente no disimuló sus anhelos de convertirse en emperador, pero la muerte se adelantó. Yuan Shikai, murió en 1915 y luego de un interregno, asumió Sun Yat Sen.
            Sun recurrió a la ayuda militar y económica del Komintern, pues, a pesar de no ser comunista, necesitaba apoyo económico y militar. Por su parte, para el gobierno bolchevique ruso, esta era una oportunidad para expandir su revolución en ese país.
             A partir de 1919, y con la creación del partido comunista chino (PCCh) liderado por Mao Tse Tung, se iniciaron hostilidades con el gobierno. Sin embargo, frente a la amenaza que significaba la influencia de los señores de la guerra, ambas fuerzas decidieron cooperar en lo que se denominó El Primer Frente Unido que duro hasta 1927, cuando volvieron a convertirse en rivales implacables.
Debido a la intervención del Komintern, China pudo desarticular los poderes locales y los comunistas vieron la oportunidad de exportar la revolución bolchevique.
          En 1925, murió Sun Yat Sen y asumió en su lugar, Chian Kai Chek, un general que logro derrotar las fuerzas de 34 señores de la guerra en el sur de China.
Hasta principios de 1927, Chian había aceptado la alianza con los comunistas pero esto cambió cuando sus tropas lograron ocupar la ciudades de Nankín y Shanghái. Desde entonces, el gobierno inició la persecución a los comunistas, que se retiraron a las zonas rurales montañosas de China central.
     En 1928, el Kuomintang tomó Pekín y logró que su gobierno fuera reconocido internacionalmente.