Durante el siglo XX, se
dieron cambios trascendentales para China. En efecto, el milenario imperio,
bajo la dirección de la dinastía Qing, daba sus últimos respiros frente a la
composición de un nuevo orden: la fundación de una república parlamentaria,
propiciado por el liderazgo de Sun Yat Sen.
Sun era consciente de la
debilidad militar de la nueva república pues, la mayor parte del ejército se
mantenía leal al poder imperial de Pekín y Yuan Shikai mantenía su poder e
influencia sobre el ejército de Beiyang. De esta manera, Sun se vio obligado a
negociar con Yuan, a quien le ofreció el cargo de presidente de la república.
Presionado por numerosos sectores del ejército, Yuan aceptó y forzó la renuncia
del emperador Puyi.
El objetivo de los
nuevos líderes, era construir un país moderno que acabara con la inhóspita
realidad de un mundo fragmentado y colonialista, acentuado por la presencia de
los señores de la guerra, quienes actuaban al margen del poder legal.
La república iniciaba
sus primeros pasos hacia la articulación de las asambleas provinciales y el
parlamento nacional, compuesto mayoritariamente por el partido de corte
nacionalista, el Kuomintang.
El nuevo presidente,
buscando la celeridad, entendió que las discusiones en el parlamento demorarían
su gestión, suscitando así la
reafirmación de la autocracia. De hecho, el presidente no disimuló sus anhelos
de convertirse en emperador, pero la muerte se adelantó. Yuan Shikai, murió en
1915 y luego de un interregno, asumió Sun Yat Sen.
Sun recurrió a la ayuda
militar y económica del Komintern, pues, a pesar de no ser comunista, necesitaba
apoyo económico y militar. Por su parte, para el gobierno bolchevique ruso,
esta era una oportunidad para expandir su revolución en ese país.
A partir de 1919, y con
la creación del partido comunista chino (PCCh) liderado por Mao Tse Tung, se
iniciaron hostilidades con el gobierno. Sin embargo, frente a la amenaza que
significaba la influencia de los señores de la guerra, ambas fuerzas decidieron
cooperar en lo que se denominó El Primer Frente Unido que duro
hasta 1927, cuando volvieron a convertirse en rivales implacables.
Debido a la intervención
del Komintern, China pudo desarticular los poderes locales y los comunistas
vieron la oportunidad de exportar la revolución bolchevique.
En 1925, murió Sun Yat
Sen y asumió en su lugar, Chian Kai Chek, un general que logro derrotar las
fuerzas de 34 señores de la guerra en el sur de China.
Hasta principios de
1927, Chian había aceptado la alianza con los comunistas pero esto cambió
cuando sus tropas lograron ocupar la ciudades de Nankín y Shanghái. Desde
entonces, el gobierno inició la persecución a los comunistas, que se retiraron
a las zonas rurales montañosas de China central.
En 1928, el Kuomintang tomó
Pekín y logró que su gobierno fuera reconocido internacionalmente.
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