Después de un cuarto de siglo de su separación de la Unión Sovietica, éste país del Cáucaso continua luchando por separarse completamente de Rusia cada vez más expansionista.
Por: María Laura Brito
El 9 de abril de 1991, la República de Georgia se declaraba independiente de la URSS, tras el anuncio del Parlamento, al aprobar por unanimidad el decreto que presentó el presidente georgiano, Zviad Gamsajurdia. Esta declaración fue la consecuencia del plebiscito del 31 de marzo de ese mismo año, en el que el 90% de la población censada, votó a favor de la independencia de la Unión Soviética.
A finales de los años 1980, las repúblicas que componían la URSS, incorporaron legalmente movimientos hacia la declaración de soberanía sobre sus territorios, citando el Artículo 72 de la Constitución de la Unión, por el cual, cualquiera de sus integrantes era libre de separarse. El 7 de abril de 1990, fue aprobada una ley en virtud de la cual una república podía salir de la Unión si más de las dos terceras partes de sus ciudadanos votaban a favor de ello en un referéndum. La República Socialista Soviética de Lituania fue pionera en comenzar el proceso de independencia y a ella le siguieron Estonia y Letonia. Casi un año más tarde lo haría la RSS de Georgia. Sin embargo, Moscú, “la madre protectora”, no daría por concluida su relación con el pequeño país.
Georgia, situada en el Cáucaso, es una tierra de paso entre el mar Negro y el mar Caspio y entre Europa y Asia y, a lo largo de los siglos, ha sufrido multiplicidad de influencias de civilizaciones muy diversas. Esto ha sido un factor que dificultó que los propios georgianos pudieran identificarse de forma concreta, por lo cual siempre fueron los gobiernos de turno los que asumieron las decisiones.
En la actualidad, el gobierno georgiano tiene una clara tendencia pro-Europa e intenta acercarse a todas las opciones que las instituciones europeas le puedan ofrecer. Un ejemplo claro de lo dicho es que promueve la enseñanza del inglés en lugar del ruso, como segunda lengua. Sin embargo, las autoridades de los territorios de Abjasia y Osetia del Sur han insistido - desde los tiempos de la URSS - en la profunda pertenencia de los georgianos a la identidad rusa, lo cual ha desencadenado constantes conflictos.
Entre 1992 y 1994 se desarrollaron diferentes guerras civiles en el territorio, pero las más cruentas se dieron en Abjasia y Osetia por conflictos intra-étnicos. Estas disputas separatistas locales, desembocaron en una grave ola de violencia a través de la limpieza étnica y el desplazamiento forzoso. Apoyadas por Rusia, Abjasia y Osetia del Sur se declararon región independiente de Georgia en 1995 pero sin lograr el reconocimiento internacional.
En 2008, el conflicto se profundizó cuando Tiflis – la capital de Georgia – lanzó una breve guerra de cinco días para intentar recuperar ambas zonas. Sin embargo, el ejército ruso, bien preparado, aplastó esta intención y Moscú aprovechó las acciones del ejército georgiano para declarar abiertamente su apoyo a Abjasia y a Osetia del Sur. Hasta hoy, estos territorios solo han sido reconocidos como independientes por Nicaragua, Venezuela, Tuvalu, Vanuatu y Nauru. Por su parte, Georgia espera ingresar a la Unión Europea y no pierde las esperanzas en recuperar ambas zonas.
Georgia, situada en el Cáucaso, es una tierra de paso entre el mar Negro y el mar Caspio y entre Europa y Asia y, a lo largo de los siglos, ha sufrido multiplicidad de influencias de civilizaciones muy diversas. Esto ha sido un factor que dificultó que los propios georgianos pudieran identificarse de forma concreta, por lo cual siempre fueron los gobiernos de turno los que asumieron las decisiones.
En la actualidad, el gobierno georgiano tiene una clara tendencia pro-Europa e intenta acercarse a todas las opciones que las instituciones europeas le puedan ofrecer. Un ejemplo claro de lo dicho es que promueve la enseñanza del inglés en lugar del ruso, como segunda lengua. Sin embargo, las autoridades de los territorios de Abjasia y Osetia del Sur han insistido - desde los tiempos de la URSS - en la profunda pertenencia de los georgianos a la identidad rusa, lo cual ha desencadenado constantes conflictos.
Entre 1992 y 1994 se desarrollaron diferentes guerras civiles en el territorio, pero las más cruentas se dieron en Abjasia y Osetia por conflictos intra-étnicos. Estas disputas separatistas locales, desembocaron en una grave ola de violencia a través de la limpieza étnica y el desplazamiento forzoso. Apoyadas por Rusia, Abjasia y Osetia del Sur se declararon región independiente de Georgia en 1995 pero sin lograr el reconocimiento internacional.
En 2008, el conflicto se profundizó cuando Tiflis – la capital de Georgia – lanzó una breve guerra de cinco días para intentar recuperar ambas zonas. Sin embargo, el ejército ruso, bien preparado, aplastó esta intención y Moscú aprovechó las acciones del ejército georgiano para declarar abiertamente su apoyo a Abjasia y a Osetia del Sur. Hasta hoy, estos territorios solo han sido reconocidos como independientes por Nicaragua, Venezuela, Tuvalu, Vanuatu y Nauru. Por su parte, Georgia espera ingresar a la Unión Europea y no pierde las esperanzas en recuperar ambas zonas.
Maria Laura Brito
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
Instituto de Relaciones Internacionales – U.N.L.P. - 2016
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