Por: Augusto Gabriel Arnone
Para poder versar acerca de lo que aconteció en la República de Chile el 04 de Junio de 1932 es necesario primero poder entender el contexto internacional histórico que acaecía en dicha época y como fueron éstos factores determinantes a la hora de la instauración de un período de una república socialista a través de la estrategia de un golpe de estado que, sin embargo, no iba a prosperar longevamente.
Para poder versar acerca de lo que aconteció en la República de Chile el 04 de Junio de 1932 es necesario primero poder entender el contexto internacional histórico que acaecía en dicha época y como fueron éstos factores determinantes a la hora de la instauración de un período de una república socialista a través de la estrategia de un golpe de estado que, sin embargo, no iba a prosperar longevamente.
Nos
encontramos situados alrededor del periodo de entreguerras recién acontecida la
desmesurada crisis de 1929 a nivel internacional, la “gran depresión”. Para
1931 se cortó el flujo de crédito internacional lo cual conllevo a la
bancarrota del estado Chileno quien fue catalogado por la Sociedad de Naciones
como el país mas afectado por dicha crisis. La exportación del salitre cayó un
95%, la producción industrial un 25% y las exportaciones agrícolas un 86%
sumado a la gran cantidad de desempleo en las minas lo cual hizo que el país no
pudiera hacer frente a su deuda externa. La respuesta (gran elevación del gasto
público) del gobierno de turno de Carlos
Ibáñez del Campo, fue inocua lo cual lo sumió en una falta de apoyo popular
demasiado grande que le costó su estabilidad en el régimen y termino optando
por renunciar.
Para 1931
logra asumir el cargo de presidente gracias al vicepresidente previo Pedro
Letelier Juan Esteban Montero Rodríguez
con el cual el descontento descontrolado generado por la coyuntura nacional
hizo que surgieran sectores de la sociedad que perseguían un solo fin: derrocar
a Montero quien no estaba dispuesto a convocar elecciones o siquiera poder
enfocar políticas (prácticas y loables) para resolver las problemáticas que
acuciaban a la población chilena. En Chile la cuestión de golpes de estado no
había pasado por algo meramente excepcional, sin embargo el presidente había
desestimado la fuerza que estos grupos pudieran llegar a tener por el frecuente
uso de estos conceptos dentro de estas coyunturas. Logró sofocar con éxito
ciertas sublevaciones pero había quedado de claro manifiesto que su gobierno ya
no contaba con suficiente apoyo, ni político-civil ni militar.
Mientras
Montero se asentaba en el Palacio de la Moneda (sede del presidente en la
Republica de Chile) el 4 de junio de 1932 se conformaba un movimiento
cívico militar donde convergían jóvenes socialistas liderados por el abogado
masón Eugenio Matte Hurtado,
militares adeptos al coronel Marmaduke
Grove y partidarios del ex presidente Carlos Ibáñez del Campo,
aglutinados en torno de la figura de Carlos
Dávila, quienes se atrincheraron en la base de la Fuerza Área de El Bosque
y exigieron con éxito la renuncia del presidente Juan Esteban Montero. Al
caer la noche, una Junta de Gobierno formada por el general Arturo Puga, Matte
y Dávila ingresó a La Moneda y proclamó la "República Socialista de
Chile". Por su parte el coronel Marmaduke Grove asumió el estratégico
cargo de Ministro de Defensa. Pese a que es catalogado como un golpe de Estado,
podríamos afirmar con convicción que fue uno esperado, con gran convicción y planeado
con suma cautela ya que no se incurrieron en pérdidas humanas al abandonar el
palacio, el presidente, pacíficamente.
Su principal objetivo aludía a lograr
una re-estructuración sociales para garantizar la provisión de alimentos a cada
persona que trabajara y cumpliera su labor con la sociedad debido al contexto
de depresión y de grandes fracasos políticos. Algo a lo que el Partido comunista de Chile se
opuso únicamente buscando formar milicias de soviet para hacer frente a la
junta de Gobierno a la que acusaba que solo engañaba a las masas. En otros
objetivos de esta Junta de Gobierno encontramos: disolución del Congreso,
monopolio estatal del comercio exterior, expropiación de territorios del
Estado, ampliación del socialismo del crédito,
impuestos a grande fortunas, reorganización de la justicia y de las
fuerzas armadas (selección y reducción), reconocimiento de la URSS, organizar
una Asamblea Constituyente que dictara una nueva carta fundamental, creación del
Ministerio de Salud Pública Nacional, etc.
La proclamación de
la "República Socialista de Chile" había logrado dividir a la
opinión pública de la época. Comunistas, miembros de federaciones obreras,
estudiantes de la Universidad Católica rechazaron el movimiento revolucionario
por considerarlo militarista. Sin embargo, sectores demócratas, socialistas y
federaciones de empleados le manifestaron su apoyo. Ya había cobrado gran
importancia e ímpetu para este momento las grandes ideas de la internacional socialista
las cuales imbuían a los actores del régimen chileno. Dicha división se introdujo
también en el interior de esta nueva Junta de Gobierno, donde los sectores
ibañistas liderados por Carlos Dávila rechazaron la radicalización del
movimiento socialista que impulsaban Grove y Matte, procediendo
a expulsarlos del gobierno y exiliarlos a Isla de Pascua el 16 de
junio de 1932.
Con el amparo del Ejército, Carlos
Dávila, se autoproclamó Presidente Provisional de la "República Socialista
de Chile", declarando el Estado de sitio introdujo la censura a la prensa (prohibiendo
la difusión del comunismo) a la vez que rumoreaba que preparaba el país para
instalar en el gobierno a Carlos Ibáñez del Campo en una dictadura de
tipo nacionalsocialista, cosa que nunca ocurrió; y con fuertes medidas
económicas estatistas buscó revertir la crisis económica y social imperante. Sin embargo tras 100 días concurridos su
gobierno ya corría grave peligro, un intento de sublevación lo había hecho
recapacitar acerca de su posible renuncia donde finalmente el 13 de Septiembre
de 1932 decidió dejar a Bartolomé Blanche (su ministro del Interior) como
Presidente Provisional quien debió afrontar dos conmociones cívico-militar que
exigían con gran apremio el retorno a la normalidad institucional. Así, mas
adelante con la elección de Arturo Alessandri se daba fin al proyecto utópico
efímero y acuciante de la republica socialista.
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