Por:
Jessica E. Petrino
Ocho décadas atrás, Pablo Picasso -uno de los
artistas más ilustres y representativos del siglo XX- plasmó sobre un lienzo de
casi tres metros de ancho por ocho de largo una de sus obras más ilustres: el
Guernica. Su inspiración fue nada más ni nada menos que el bombardeo que había
sufrido esa ciudad del norte de España unos meses atrás, el 26 de abril de
1937.
A pesar del reconocimiento de esta pieza artística,
poco se habla sobre la realidad de este bombardeo que marcó un antes y un
después en el desarrollo de la Guerra Civil española (1936-1939).
Aunque un mes antes un bombardeo había matado a más
de 200 civiles en el pueblo español de Durango, la de Guernica fue la ofensiva
más mortífera hasta ese momento dirigida a población no beligerante. El ataque
fue perpetrado por la Legión Cóndor, la fuerza de aviación alemana que Adolf Hitler había puesto a disposición
de Francisco Franco, acompañada de
fuerzas italianas enviadas por Benito
Mussolini.
Durante más de tres horas, 33 bombardeos surcaron
los cielos españoles cargados con bombas explosivas e incendiarias que
destruyeron todo lo que encontraron a su paso. Primero se atacó el puente y la
ruta de acceso a la ciudad para impedir la retirada del ejército republicano y
posteriormente se avanzó sobre el resto de la ciudad.
Se calcula que, solo en este ataque, fallecieron
1.600 personas y más de mil resultaron heridas. La población total del pueblo
en ese momento era de alrededor de 5 mil habitantes, por lo que el desastre
humanitario fue desolador.
Tan solo tres días después, los franquistas
ingresaron al pueblo con el general Emilio
Mola al frente. La ofensiva del Norte terminó con derrota para los
republicanos a fines de 1937 y Franco pudo concentrar sus energías en tomar
Madrid en los años siguientes.
Aunque este bombardeo no fue el más letal que tuvo
lugar durante el conflicto bélico español, fue sin dudas el más resonante. El
1º de mayo de ese mismo año se organizó una masiva marcha en París con motivo
de celebrar el Día del Trabajador, pero el tema de Guernica también salió a la
luz en esa ocasión.
Entre los manifestantes que marchaban se encontraba
Pablo Picasso, quien ya había recibido en enero anterior el encargo de una obra
para el pabellón español de la Exposición Internacional de París que tendría
lugar ese año. Fue luego de esa manifestación que el artista malagueño empezó
los primeros bocetos de la que se transformaría en una de sus obras más
emblemáticas.
“La pintura no está
para decorar apartamentos, el arte es un instrumento de guerra ofensivo y
defensivo contra el enemigo”, dijo el
mismísimo Picasso sobre este cuadro, que ochenta años después de su creación
sigue siendo un símbolo de destrucción y desesperación.
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