jueves, 22 de junio de 2017

Guerra del Líbano 1982

Por: Maria Emilia Hassan

Hace 35 años Israel invadió Líbano con el objetivo de eliminar los miembros de la OLP en ese país.
En junio de 1982, el embajador de Israel en Gran Bretaña, Shlomo Agrov, sufrió un intento de asesinato ejecutado por hombres partidarios de Abu Nidal, terrorista palestino escindido de la Organización para la Liberación de Palestina.
Días después del atentado, el 6 de junio de 1982, tropas israelíes penetraron en suelo libanés. A pesar de que el servicio de inteligencia israelí había advertido que los responsables del atentado en Londres no fue perpetrado por los miembros de la OLP, sino por hombres leales a Abu Nidal, el gobierno israelí, bajo la dirección de Menahem Begin, actuó con la intención de sofocar los ánimos de lucha de la organización creada por Yasser Arafat.
La idea era desplazar unos 40 kilómetros aproximadamente  hacia el norte del límite libanes- israelí – hasta las ciudades de Tiro y Sidón- a las milicias de la OLP, que desde hacía años hacían llover cohetes katiusha sobre las poblaciones israelíes.
La guerra árabe-israelí de la década de los 40, provoco desplazamientos masivos de refugiados palestinos. Para el año 1975, había alrededor de 300.000 palestinos, entre ellos, se encontraban los integrantes de la OLP que articuló en sur Libanés su propia base con 15.000 hombres, tanques, cañones y artillería.
La permanencia sionista en el Líbano provoco la gestación de grupos como el Hezbollah, con un mensaje inalterable hasta el día de hoy “combatir a Israel”.
La masacre en Sabra y Shatila en Beirut fue el legado de la invasión. Posteriormente, se estableció un alto al fuego impulsado por fuerzas multinacionales, con la participación de Estados Unidos, para supervisar la retirada de la OLP del Líbano.
Sin embargo, el ministro de defensa, Ariel Sharon, denunciaba la presencia de centenares de milicianos de la OLP, encubiertos en los enclaves palestinos de Sabra y Shatila.
Las fuerzas israelíes no entraron a esos campos para terminar con el supuesto remanente de guerrilleros, pero permanecieron  inmóviles  frente a los ataques desplegados por los falangistas cristianos viejos rivales de los palestinos.

La invasión de 1982 culmino diez años más tarde, cuando el ejército israelí se retiró completamente. Mientras permanezca esa voluntad de guerrear en los corazones de los hombres,  como diría Hobbes en el Leviatán, no será posible lograr la paz.

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